El huracán está fuera de casa. Lo veo desde la ventana de mi cuarto. Sopla nubes grises y gira amenazante. Lo miro directamente a los ojos, en tu ropa negra, en la mirada cansada de la vieja de la esquina, en los zapatos de los fumadores. El huracán está fuera de casa. Se detiene mientras lo miro y avanza sigiloso si es que me distraigo. Mirada a mirada trato de entenderlo; sus giros rápido su vuelta y ciclo de nuevo, espero cada vez más cerca de el: entenderlo.
El huracán está tocandonos la puerta, atento a mi error para entrar a arrazarlo todo.
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