Me sumergí en el océano del neurótico durante desvelos enteros y eternidades de minutos, busce entre las aguas agitadas del pensamiento desbordado, intercalando con mis nados de paleto y después de tantos años de empaparme con la angustia... Nada, no me quedo nada más que el cansancio y la nulidad de aprendizaje: un triste cansancio para desmentir la vejez y su supuesta sabiduría. Sócrates que bebió la cicuta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario