Me quede de insomnio. vestido pa´l paseo onírico e insatisfecho del desasosiego no cerrar parpados.
Desobediencia civil de no adaptarme a la vida diurna, vi a la neurosis bordear lentamente en el horizonte, lentamente como a luna, acompañar la oscuridad, angustia insoportable de verla desaparecer y el salir del sol del día siguiente ya lo pensaba aun antes de saber lo que constituía la mismísima noche y su mismísima neurosis; pedazos de rompecabezas de más de diez años; inmovilizados, decadentes, inexplicables, indescifrables. Era la noche más larga de mis manos ya cansadas, esculpido lentamente, cráter de la realidad mis manos congeladas frotaban mis parpados rojos. No podía.
Dormir, no sabia del buen dormir, y la neurosis ni siquiera me permitía tomar la decisión de no soñar. Procrastinaba entre juegos de ajedrez y lecturas dadaístas. El otoño terminaba y la neurosis había vuelto por mi: nuevamente otoño y nuevamente atrapado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario