Y desde ayer quede volcado en un temazcal moderno; de esos que ritualizan el pasado volviendo la tradición folclor. Y desde que recite un simple salmo me ate a la penitencia espiritual. Rogando al universo sus favores, sacudiendo la timidez del alma, rivalizando al demonio. Y desde ayer la tarde se volvió noche, esperé la salida del sol. Y desde que plante mis pasos ante una nueva religión de tu sonrisa, me ate al suplicio de tus besos. Agradeciendo al universo tu encuentro y atención, buscando cada día tu mirada cómplice, agasajándome en tus brazos. Y desde ayer reconocí la paciencia como movimiento y a la frustración como motor.
Domingos de entre semana sentado en un gran comedor. Fumando con grandes hombres. Conversando con una sola mujer.
Desde ayer reconocí un ciclo vicario. Entendí que ayer había sido siempre, y siempre dura más que una vida, siempre durará también mañana. Ayer y mañana lograron ser uno en mi: uróboros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario