Obvio. Ya sé perra- Y todas esas cosas. Tal vez esta es la historia mas gey que he escrito. Se trata de un camino de regreso, de esos que vas caminando a tu casa y valiendo verga. Hasta el tercer piso si quieres, pero no dejas de caminar. Después de una noche de desvelo, de música loca entre techno, house, guaracha y otros géneros por el estilo, después de más de tres cervezas y dos tragos de vodka barato. Caminas aturdido. Caminas aparentando sobriedad; las avenidas están llenas de obreros que suben y bajan de diversas rutas empresariales y los campesinos, la mayoría ya viejos y viejas con pañuelo, rebozos, sombreros o huaraches, ya regresan del molino fatigados del día que esta por comenzar de la vida que no se detiene y hay que seguir caminando sin descansar, a paso lento si quieres: pero bancandonos siempre, sin dejar abajo pues. También el camino se llena de perros callejeros, la mayoría tristes y con frío del otoño en pleno apogeo de ventiscas y tardes grises con hojas que caen ya secas en las plazas, sobre todo cerca del río. Latas de cerveza y vasos a la orilla de la avenida. El día esta por comenzar y el camino es una idea recurrente de las animas en esta noche. Día de muertos y un cadáver transita las avenidas del pueblo, pasa por tres colonias y no siente el frío o el miedo o algo... se sabe cadáver. Camino. Idea obsesiva. Camino de noche como otras noches como otros viernes como otros noviembres. Y del camino, de lo más recurrente es el ir y venir, como en el arriero somos, como en la vida misma. Esa idea que que es recurrente dentro de tú camino, esa obsesión que posibilita la manifestación del deseo; que puede ser una espera o al mismo tiempo es la espera en movimiento. No sentir la explosión de los dulces. Y seguir caminando en la noche, en otro pueblo. Y de una mirada de perro friolento perro desvelado perro sin techo ni amo, de esa mirada regresa la sapiencia, epifanía del devenir: Isel. Su nombre bien vale más que todos los nombres, como en el poema, sus ojos son color paratodalavida, es la musa. Musa oxímoron: su nombre es la contradicción. Ella mi pensamiento recurrente, ha estado presente toda mi vida. Desde mucho antes de conocernos ya nos esperábamos. Apareció en la noche mientras regresaba yo cadáver de casa de no sé quien pero seguro la masa conectada, la bandita en el pueblo se dicen y si son la bandita casi todas y todos y todes. Esta ahí caminando a mi lado bancandome. Aparece por que tengo frío y ansias de escribirle o de olerla y decirle, decirte nena te extraño, y acercarme a tu oído como un gato torpe y perdido y tú también ronroneas. Te presentas y sé que es lo que he estado esperando todos estos años: tu compañía. Eres la mujer que siempre esperaba, te soñé al menos dos veces tal cual eres. Los chocolates aun no hacen efecto, tal vez es por la noche de las animas, pero el viento enrojece mi nariz. Eran chocolates cannabicos. Aladdin compro uno y yo otro. Los partimos en cuatro partes más o menos proporcionadas: El América, Champis, Aladdin y yo, pero eso hacia ya una hora y mientras habría que seguir caminando. El camino del pueblo es corto y al pisarlo de un lado a otro se van dando alianzas y reconocimientos. Estamos metidos en la esfera que nos deja cerrarla o también abrirla o en ocasiones despertarnos e ir a llorar al sofá de la sala y dejar que la mañana se limpie con lagrimas de indiferencia. La esfera puede ser tan personal y volverse oscura... también por eso quiero casarme con Isel. Y me caso con ella por que eres lo más deseable que yo linyera pudiera desearte. La más lista, lindisima como ninguna otra y olor de verano, de frescura desenfrenada: lo tienes todo inclusive un trastorno limite. Un deseo de compartir la vida misma. Surge en mí la ternura más complaciente y tu mirada me fulmina en llamas que evocan tu piel y sudores. Dulce día y dulce noche de muertos. Tú entre mis malas letras tratando de escapar de lo inevitable. La distancia, el tiempo y cualquier vicisitud pasada y futura se difuminan con el contoneo de tus caderas. Los chocolates eran blancos. Y yo tenia una pregunta que voló entre queriendo y no. El camino a tu lado lo siento más dulce e iluminado, más de esos inviernos y unos noviembres lluviosos y camperas largas y nosotros abrazados o caminando tú tomada de mi brazo como viejos que nos hacemos, linda Isel. Cásate conmigo por favor, aunque sea de noche, aunque sea en mi viaje de regreso a casa y mi paladar este endulzado por el chocolate blanco y cannábico. Cásate conmigo así nomás, del siglo veintiuno, por que nos queremos y es genuino de otras vidas, casi cada lunes también los domingos pero esos de todo el dia por que la semana trabajo. Casemonos. Casate conmigo aunque no sepa retratarte entre mis letra y aun así sin disfraz tú me pides que te envie mis textos y dices que te gustan pero cuando yo quiero que te gustan a ti no te gustan pero aun así los aprendes y recitas. Conectas. Los dulce del día de muertos. Te estaba esperando Isel.
En esta historia lo más gey ha sido Aladdin y Champis, son unas perras. Obvio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario