lunes, 25 de febrero de 2013

Rezos para retardar al otoño

     Todas sujetadas a la altura. Todas luchan contra la gravedad, rezando y despidiéndose las unas de las otras. Saben que pronto llegará su fin. Pero no temen por eso; las más son ya viejas, cafés y están ya cansadas. A las que se les ve más preocupadas, las aun jóvenes y todavía verdes, esas son las que oran con más injundia para que los fuertes vientos no lleguen tan pronto, aun a sabiendas de que nada de lo que hagan los retrasará.
     Y de pronto, una pequeña ráfaga de viento desprende a tres de ellas, tres hojas del gran árbol. Tres de las viejas. Esta vez no se ha perdido mucho, y ellas que lo saben, caen lentamente felices, pues se les ha permitido caer juntas. Aun así, a las demás no se les olvida que ya es otoño y hay que seguir implorado. 
     

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