Seré una plasta de chicle bajo el sol de las dos de la tarde. El agua se escurre y mi columna vertebral pesa y se ondea. Sucumbe a una caminata del cerro al Oxxo y no al revés. Pero no habría sombra de nube que nos impidiera arrastrarnos serperteantes en el humo fronterizo de locura, lucidez, y verano líquido.
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