ALEGRÍA Y VICEVERSA
Alegría. Martes y sábados.
Por la mañana.
O los miércoles y los lunes por la noche.
Cualquier día de la semana y a la hora que sea;
el caso es nadar.
Mojarse hasta los huesos,
que el agua entre en las orejas y terminar con la piel de los dedos arrugadita arrugadita.
Me sumerjo lento si está tibia el agua,
o me aviento de boma si desconozco la temperatura,
y cuando nadie me ve;
práctico los clavados.
El caso es nadar.
Sentir que estás volando,
ejercitar la respiración y retarme a mí mismo.
Como pez en el agua, dice el refrán,
como alga en el mar y concha bajo el sol;
el caso es nadar.
Alberca techada o broncearte bajo los rayos del sol,
vivir la vida plena:
sabiendo que la vives en azul,
sabiendo que estás mojado y es verano.
Viceversa. La neta si esta cabrón.
Más los sábados a las ocho de la mañana,
o los lunes que es día libre pero igual hay que asistir.
Y es que la disciplina es así nomás:
que te exige y exige más,
hasta cuando lo divertido deja de serlo.
Por ejemplo en las noches,
cuando el agua está más fría y hay vas,
de todos modos te sumerges y hasta te estremeces…
Cabrón, nadar de a solo…
sí está pesado, te digo.
Imaginate nomas, tipo el meme:
“que vas a saber tú de soledad si no aprendiste a nadar antes de ahogarte nomas por que nadie vino a rescatarte”
y es que calambre en alberca vacía…
aguas sobre agua.
Y así nomás le dejó,
por que sí te cuento más de la frustración bajo el agua,
la presión en los oídos,
el frío al salir de la piscina,
o más de la soledad…
la neta si esta cabrón…
Se dice por ahí que el suicida ve cielo sobre cielo…
y nadar y mirar debajo del agua hacia arriba…
eso y el suicidio es lo mismo.
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