Líneas delgadas de letras que no alcanzo a leer,
Sonrisas infantiles destinadas a la vida misma y una alegría del corazón que fermenta en momentos familiares, a tu lado descansando en un jardín sin dueño, en un árbol que no le pertenece a nadie y nos regala la sombra y sus hojas caen en nuestras miradas que se sienten satisfechas de tanto presente que nos prestan nuestras caricias.
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