La cosa era no ser turistas.
La vaina iva de mantenerse local pues.
Siempre local.
Idea vana; necesidad de identidad.
El metalenguaje, era oxímoron todo el tiempo.
Y se burlaba cuando gritaba:
¡Yo soy la banda!
Todo por y para la banda
¿sabes quien es la banda?
y así una y otra vez toda la tarde.
La cosa era ser local.
Había un sentido de pertenencia.
Empezamos a reunirnos cada lunes para intercambiar palabras...
Creemos que la practica nos acarreara recompensas futuras...
Leemos y evaluamos proyectos. Inventamos proyectos.
Es un café para turistas. La comida mala y el precio alto. Es un café para turistas.
Volvemos ahí cada ocho días, antes era informal. Ahora se ha declarado lunes de atención al cliente.
Y estamos a la espera de proyectos y clientes. Las tardes pasan lentas y plenas entre risas y buenas conversaciones. A veces literatura. Los cafés y las papas fritas son buenas; eso y la visibilidad del lugar, nos hace volver cada ocho días a lo mismo: tejer palabras y buscar dentro de la maraña de hilos que se enredan en nuestras cabezas. Aunque, es un café para turistas, lo volveremos local, en sí mismo el negocio tiene potencial pues. Ya se adaptarán a nosotros. También esta Sara.
1 comentario:
Es muy bueno��
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